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Poughkeepsie recibe reconocimiento por lograr agua más limpia

La celebrada activista ambientalista Erin Brockovitch celebra a la ciudad por sus logros en el tratamiento de agua.

La comunidad pone de su parte en una limpieza del arroyo Fall Kill para mantener el arroyo y el agua limpios (Foto: Jay Dorin)

Por Lynn Freehill-Maye

¡Brindemos con una gran copa (de agua) por Poughkeepsie! El nuevo librode Erin Brockovitch, "Superman's Not Coming" (Superman no viene) apela a la ciudadanía común a alzar sus voces sobre cuestiones comunitarias y ambientales, como el agua limpia. La celebrada activista destaca el ejemplo de Poughkeepsie en hacer bien las cosas.

Brockovitch elogia a Randy Alstadt, administrador de planta en la Poughkeepsie Water Treatment Facility (planta de tratamiento de agua). Según Brockovitch, al darse cuenta de que una “solución” para tratamiento de agua en realidad estaba empeorando las cosas, Alstadt rectificó el proceso por cuenta propia por uno más sano y seguro para la población residente.

Así describe Brockovitch y coautora Suzanne Boothby la experiencia de Alstadt en Poughkeepsie:

En 2000, la planta empezó a usar cloraminas (mezcla de amoníaco y cloro) buscando controlar la cantidad de subproductos de la desinfección del agua a fin de cumplir con las regulaciones de la EPA (Agencia de protección ambiental, por sus siglas en inglés). Fue una solución barata que solo requería una bomba de suministro de químicos, un tanque de almacenamiento y el costo del amoníaco.

Limpieza del agua en el arroyo Fall Kill de Poughkeepsie (Foto: Jay Dorin)

Apenas la planta empezó a usar la cloramina, empezaron a ver más corrosión en el sistema de distribución y fallas de obturadores. Esto se dio tanto en la planta como en los hogares de sus clientes, que empezaron a reportar que salía agua turbia del grifo. Empezaron a verse también problemas de salud, por ejemplo de la piel y respiratorios.

“Apenas hicimos el cambio, la gente empezó a llamar quejándose de erupciones en la piel y problemas respiratorios, y diciendo que se les estaban muriendo las plantas domésticas”, me explicó.

En aquel entonces no estaba consciente de los efectos sobre la salud, y para ser justos, no contábamos con tanta información como ahora. Estos problemas coinciden con lo que hemos observado en muchas de las comunidades donde actualmente se usa cloramina. La diferencia es que no todas las compañías de agua son tan conscientes y honestas como Randy. La comisión de aguas se le dirigió varias veces, descontenta con el óxido y la corrosión persistentes en el sistema, y con las quejas de la clientela. A raíz de eso contrató un servicio de ingeniería externo para estudiar el sistema y encontrar una mejor solución. En 2010, dejó de usar amoníaco por completo.

En la limpieza del arroyo Fall Kill, en Poughkeepsie (Foto: Jason Taylor)

“En cuanto cerramos la cloramina se acabó lo del agua turbia”, me explicó. Y con eso las quejas sanitarias. El problema con la cloramina, según Randy, es que disfraza los problemas de compuestos orgánicos en el agua. No los elimina, y además forma aún más subproductos, que actualmente no están regulados. Es obvio que no necesitamos más incógnitos en lo que se refiere a tratar nuestra agua.

Desde entonces, la planta de Poughkeepsie aprobó fondos y terminó de construir un nuevo sistema a base de ozono con filtros de activación biológica a fin de ayudar a eliminar los materiales orgánicos del agua. El nuevo sistema no sólo elimina la necesidad de usar cloramina sino que además reduce la cantidad de cloro que se necesita para limpiar el agua.

Para ver a Randy explicar cómo Poughkeepsie limpia su agua, abrir este enlace.

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